¿Quién es la Gran Prostituta de Babilonia?

Junto con las figuras de la Bestia y el Anticristo, este personaje es sin duda uno de los más malentendidos en la historia del Cristianismo. Un principio básico es seguir el consejo del Apóstol Pedro (2 Pedro 1:20): “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada”. El libro del Apocalipsis, conteniendo escrituras de carácter profético, tiene una temática propensa a ser distorsionada por muchos para su propia destrucción (2 Pedro 3:16). Así que es importante entender este libro a la luz del Antiguo Testamento, según el entendimiento de las primeras comunidades cristianas, quienes fueron los principales destinatarios del mensaje de San Juan.

La identidad de esta figura bíblica es revelada en Apocalipsis 17:18. El Apóstol recibe la siguiente pista:

“La mujer que viste en la visión representa la gran ciudad que reina sobre los reyes del mundo.”

Esto quiere decir que la mujer es un lugar, y Apocalipsis 11:8 nos dice claramente cuál es esta gran ciudad:

“Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.”

Todo cristiano sabe que Jesucristo fue crucificado en Jerusalén, no en Roma, ni en Meca, ni en Estados Unidos. Esta pista debería de ser suficiente para entender quién es esta mujer. Sin embargo, hay líderes religiosos que continúan negando esta verdad, con el fin de manipular a las masas a través del miedo y de mentiras. Veamos más elementos que en su totalidad, una vez descubiertos, dejan muy en claro la naturaleza de estos pasajes bíblicos.

Adicionalmente, Juan comenta que esta ciudad persiguió a los santos y mártires de Dios (17:6):

Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.

En Apocalipsis 18:20 vemos que Dios le hace justicia a aquellos que han muerto a causa de sus persecuciones:

¡Alégrense también ustedes, santos, apóstoles y profetas!, porque Dios, al juzgarla, les ha hecho justicia a ustedes”.

Jerusalén no es solo la responsable de haber matado a Esteban (Hechos 7:54-60), el primer mártir y a otros discípulos de Jesús (Hechos 12:1-2), sino que también persiguió y mató a los profetas del Antiguo Testamento:

Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra.” (Apocalipsis 18:24)

Este testimonio concuerda con el Lamento de Jesús en Mateo 23:37-39, cuando dice:

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!

(Lucas 11:47-51 es clave para entender esto.)

Algunos dirán: ‘pero Jerusalén no era el centro del mundo ni de las naciones, ni tenía poder sobre los reyes y moradores de la Tierra’. Apocalipsis 17:15 dice que: “Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.

Hechos 2:5-11 nos narra cómo Jerusalén se llenaba de gente de todos los rincones de la Tierra durante la Pascua Hebrea:

Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes […]

De igual manera, esta mujer viste “[…] púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.” (Apocalipsis 17:4-5)

Acerca de las vestiduras del Sumo Sacerdote, Éxodo 28:15,17-20 dice:

Harás asimismo el pectoral del juicio de obra primorosa, lo harás conforme a la obra del efod, de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido […] lo llenarás de pedrería en cuatro hileras de piedras; una hilera de una piedra sárdica, un topacio y un carbunclo; la segunda hilera, una esmeralda, un zafiro y un diamante; la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista; la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas en engastes de oro.

Éxodo 39:29 lee de la siguiente manera:

También el cinto de lino torcido, de azul, púrpura y carmesí, de obra de recamador, como Jehová lo mandó a Moisés.

Además, el Sumo Sacerdote usaba un incensario dorado y una mitra que tenía una inscripción sobre la frente:

Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ.” (Éxodo 28:36)

Vemos que el nombre de la Ramera ha cambiado, dado que ya no refleja la ‘Santidad de Jehová’, sino que refleja su propia inmundicia de fornicación e idolatría.

Sabemos también que existe una base bíblica que históricamente compara a Jerusalén y el Pueblo de Israel con la prostitución por medio de idolatría:

tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los collados; en el campo vi tus abominaciones. !!Ay de ti, Jerusalén! ¿No serás al fin limpia? ¿Cuánto tardarás tú en purificarte?” (Jeremías 13:27)

De hecho, todo el capítulo 16 del Profeta Ezequiel acusa inconfundiblemente a Jerusalén por haberse prostituido con los reinos e imperios de la región, adorando a dioses ajenos:

Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.” (Ezequiel 16:15)

Cuando Ezequiel escribe en contra de Jerusalén, también le hace parentesco con las ciudades de Samaria y de Sodoma (v. 46, 48).

Y tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas, que habitan al norte de ti; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita al sur de ti. […] Vivo yo, dice Jehová el Señor, que Sodoma tu hermana y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas.

Recordemos que Juan nos dice que espiritualmente, esta mujer en Apocalipsis es conocida como “Egipto y Sodoma”.

En Ezequiel 23, el profeta inconfundiblemente establece un parentesco entre dos prostitutas: Samaria y Jerusalén, e insiste en que Jerusalén será destruida por sus enemigos que tanto amaba:

[…] Y se llamaban, la mayor, Ahola, y su hermana, Aholiba; las cuales llegaron a ser mías, y dieron a luz hijos e hijas. Y se llamaron: Samaria, Ahola; y Jerusalén, Aholiba. Y Ahola cometió fornicación aun estando en mi poder; y se enamoró de sus amantes los asirios, vecinos suyos, vestidos de púrpura, gobernadores y capitanes, jóvenes codiciables todos ellos, jinetes que iban a caballo. […] Y lo vio su hermana Aholiba, y enloqueció de lujuria más que ella; y sus fornicaciones fueron más que las fornicaciones de su hermana. (v. 4-6,11)

Es por eso que Dios mismo ordena a Oseas a casarse con una prostituta. Ya que Dios quería que nosotros entendiéramos lo que Él mismo ha sufrido con Jerusalén. Jerusalén es una esposa que ha cometido adulterio una y otra vez, pero aún así Dios ha buscado amarla y reconciliarse con ella. Es por esto que el juicio en Apocalipsis es severo, ya que no habrá más oportunidades para Jerusalén.

Profundizando en el cintexto geográfico, evidencia extrabíblica nos hace ver que Jerusalén, al igual que muchas otras ciudades alrededor del mundo, se asienta sobre 7 colinas: los montes Ophel, Sión, Moría, Besetah, Acra, Gareb y Goath.

Otra lista con otros nombres de estas colinas es: Monte Scopus, Monte Nob, el Monte de la Corrupción (2 Reyes 23,13), El original Monte Sión, la colina Suroeste también llamada Monte Sión, el Monte Ofel, y “La Roca” donde se construyó la fortaleza “Antonia”.

Finalizando, la Mujer montando a la Bestia indica una alianza estratégica o una unidad teológica o política. No hay acto de mayor traición que el que Jerusalén comitió, cuando representada por el Sumo Sacerdote negó al Rey de Reyes por aceptar el dominio del César (Juan 19:15). A partir de este episodio, vemos cómo el Imperio Romano y las autoridades judías conspiran para matar al Mesías (Hechos 4:27).

Apocalipsis 17:16 dice también:

Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego”. Esto tiene un profundo significado profético, ya que Juan pronostica que esta alianza no será para siempre, sino que se revertirá en contra de la Prostituta para su propia devastación. Tal como sucedió con la Destrucción del Segundo Templo de Jerusalén bajo el asedio de los romanos.

Toda esta evidencia apunta a que Jerusalén es la Mujer que monta a la Bestia. Sin embargo, cabe recalcar que la Gran Ramera de Babilonia no es lo mismo que la histórica Babilonia, archienemigo de los israelitas. Nótese que se lee ‘Gran Ramera de Babilonia’, no la ‘Gran Ramera, Babilonia’. Veremos más adelante la naturaleza de esta Babilonia.

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